sábado, 8 de agosto de 2015

No hay nada que celebrar

La muerte en paz que tuvo el siniestro Mamo no tiene relación de justicia con todo el daño, dolor y angustia que generó como director de la DINA; con la Operación Cóndor; con el asesinato del General Prats y su señora; con el atentado de Orlando Letelier, entre lo más conocido de su desgarrador prontuario.

Este Calígula criollo murió en una cama tibia, cubierto de la lluvia, como general del Ejército de Chile; drogado para que el "pobre" no sufriera y seguramente con alguna familiar al lado.

La ironías de la vida, dirá alguien.

Pero lo que más causa impotencia, es que se fue en silencio. Se fue cumpliendo su pacto de silencio. Con esta bestia, se fue la esperanza de miles de familias que buscan información de sus seres queridos, quienes fueron arrancados de sus casas para terminar, golpeados, torturados, asesinados y desaparecidos.

No hay nada que celebrar.